viernes, 18 de febrero de 2011

Cuando la espera es una cobija muy pesada...

*Estos son algunos pensamientos que garabateaba en mi cuaderno mientras veíamos pasar las horas. Son las cosas que sentía, no tanto que pensaba. Lo expongo aquí tal cual como salió. Para mí, fue una cura en el momento; lo que me permitía hacerme a la idea de todo lo que estaba pasando. Espero no suene muy mórbido....pero igual, así es esto de la muerte.

Papi, hoy es ocho de febrero.
Ayer la luz se empezó a extinguir de tus ojos; sólo quien los ha observado muy de cerca se puede dar cuenta. Muy despacio, muy delicadamente....pero yo lo noté. Y hoy, particularmente. Casi no los abres y cuando "descansan", es como si quisieran esconderse detrás de tus párpados, al fondo de tu cabeza. Solo vemos una rayita blanca en tus ojos entreabiertos. Y una palabra, que repites como siempre has repetido desde que era una niña: Mila, Mila.
Quieres a tu pareja. A tu mujer a tu lado, que te bese la mano y te asegure que ahí te buscará, en el más allá. Quieres a tu Mila como la has querido, llamado y necesitado desde que me acuerdo. La Mila que ha estado siempre dentro tuyo, casi como un tic, cuando dices su nombre, medio dormido, medio despierto, medio durmiendo.

Te estás apagando, papi. Primero el color te abandonó (hace varios años que apenas y a "moreno" llegas). La carne se desvaneció. Tu sangre se hace blanca... a veces morada... pero ya no es sangre roja de salud y oxígeno. Este también te abandonó. Poco a poco, primero lo cambiaste por el humo del tabaco, de tus Del Prado. Pero no importaba pues siempre encontraste por ahí aire para cantar. Oh, pero abusaste de tus pulmones ahora se están cobrando, los malditos...

Tu cuerpo sabe que se está apagando. ¿Quién manda la señal? ¿el cerebro u otra cosa?. ¿Quién les dijo "¡ya estuvo! esta fiesta se acabó, se pueden ir"?. Fuiste tú, ¿verdad? Hace un año, o así, como que estabas pensando en retirarte; entonces cantaste un poco más, grabaste un disco, seguiste marcando tu huella a la manera perfeccionista y noble que tuviste siempre para con tu arte.

¿Por dónde se te escapa la vida? ¿por los pies o por la cabeza?. Tus piernas te duelen, levantas tus brazos a lo alto.... ¿por dónde llega y se va la energía?.

Tu cabeza piensa y, a ratos creo yo, sueña también. Me pregunto qué visiones tendrás que a ratos te hacen abrir los ojos y mirar al vacío, como asustado, hasta que llegamos contigo y nos aseguramos que nos ves, a nosotros, tus hijos. Pero esta medicina que te damos sigue jugando con tu conciencia, y sigues levantando los brazos y aferrándote a algo.... ¿estás esperando, buscando algo que te jale y que te lleve?

Santiago nos tranquiliza con su ipod con música y, a veces, la voz de alguien que nos guía por la relajación. Pa, deja que te envuelva ese Chi celeste del que habla la grabación. Deja que te lleve el río... que es por demás calientito. Suéltate y déjate ir. Nada importa. Todo lo terreno es intrascendente. No importa el dolor, ni la pipí, ni la angustia por seguir siendo. Nada de eso importa.
Tu energía es libre. Tu ser esencial es libre. Tú eres libre, y te puedes ir cuando quieras.

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