En la cúspide el tiempo
y en la falda el tejido de las horas
conmovida
la fruta ve su vejez
y no se limita, tan solo se impone
en un himno de resortes rotos y olores descompuestos
Y el joven lo ve todo
con ojos sorprendidos y expectantes
pues ya nada se queda olvidado
ya todo es parte de la corteza
y las líneas
de su árbol
Yo viajaba en un avión
a México, el 3 de agosto del 2010
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